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¿Qué es el logline de una historia?

¿Cuántas veces te han preguntado de qué va tu libro y tú te empiezas a enrollar? ¡Culpable! Porque, para ti, tu libro es una maravilla, ¡y toca tantos temas! ¿Cómo voy yo a poder explicar en una frase de qué va mi libro? ¡Eso es inaudito! ¡Un absurdo! ¡Déjame en paz!

Pues no; no te voy a dejar en paz, y déjame decirte que más te vale aprender a hacerlo pronto, porque una editorial o un agente literario a los que les hayas enviado tu manuscrito no te van a prestar más que un minuto de su tiempo para ver si tu historia merece la pena. Y siempre van a empezar por el tagline y por el logline. De acuerdo, explícame qué es eso. Soy todo oídos.

En ocasiones, se confunde este término con el elevator pitch. Pero no es lo mismo. Lee aquí qué es un elevator pitch.

Para un escritor, el logline es un breve resumen (escrito) de su obra, de unas treinta palabras más o menos (una o dos frases). Tiene que contar de qué va la historia, de forma general, pero atrayendo; captando el interés del lector; haciendo que este se decida a abrir tu libro. Normalmente, el logline es escrito por otros, como el tagline; no por el autor. Lo que ocurre es que, hoy día, si una editorial pequeña ha publicado tu libro, te verás a ti mismo escribiendo el logline, el tagline y lo que haga falta. Te lo aseguro.

Además, te vendrá bien escribir uno para tu novela, pero, también, aprendértelo de memoria. Sí, como lo oyes. Porque siempre habrá alguien que te pregunte «de qué va tu novela», y si tú contestas: «Es que va de muchas cosas», la imagen, la respuesta que estás dando es: «No tengo ni idea de qué va mi libro». Normalmente, si alguien te pregunta de qué va tu novela, deberías utilizar el elevator pitch, pero el logline es incluso más conciso, y a veces la gente pregunta por preguntar, así que te conviene aprenderte también tu logline.

La cuestión es que, para saber vender, hay que tener toda la información y saber comunicarla.

Veamos estos ejemplos de loglines:

Logline: A pesar de sus problemas de memoria, una alcohólica trata de ayudar a la policía a resolver el misterio de una mujer desaparecida, por cuya casa pasa a diario cuando toma el tren. 33 palabras.

«The girl on the train», de Paula Hawkins.

Héroe: una alcohólica.

Gancho: La protagonista es una alcóholica que va a ejercer como detective.

Conflicto: Una mujer ha desaparecido y ella ha visto cosas extrañas desde el tren.

Género: thriller, misterio, suspense.

Logline: «Un niño huérfano y algo extraño descubre que tiene poderes mágicos cuando le reclutan para una escuela para magos y brujas. Allí tendrá que demostrar su valor cuando el mago más malvado de todos los tiempos se propone destruirlo». 39 palabras.

«Harry Potter», de J. K. Rowling

Héroe: un niño huérfano y algo extraño.

Gancho: El protagonista tiene poderes mágicos y le han reclutado para una escuela de magos y brujas.

Conflicto: El mago más malvado de todos los tiempos se ha propuesto acabar con él.

Género: Fantasía, juvenil.

Logline: «Un intento de asesinato llevará a una miedosa joven al inquietante mundo inconsciente, en donde logra volverse consciente y descubrir qué significan sus premonitorias pesadillas, a pesar de que unos ángeles parecen querer acabar con ella». 36 palabras.

«Inconscientia», de Rocío Fuentes-Ortea.

Héroe: Una joven miedosa.

Gancho: La protagonista se vuelve consciente en el mundo inconsciente.

Conflicto: Unos ángeles parecen querer acabar con ella.

Género: Ficción, Fantasía.

¿Qué elementos debe tener un buen logline?

Debe mencionar al protagonista, pero no con nombre, porque eso no importa ahora mismo. Debemos usar, en su lugar, un adjetivo que resulte atractivo. ¿Qué hace interesante a ese personaje? Piensa en una cualidad que tenga que ver con la trama. 

En el ejemplo de «Inconscientia», la joven Vera es miedosa, y un intento de asesinato ha hecho que aparezca en un mundo en donde todo está oscuro y en donde hay inquietantes almas vagando.

Trata de mostrar el objetivo del protagonista. En este caso, Vera llega al mundo inconsciente sin saber cómo (por la fuerza), y allí intenta volverse consciente, algo que resulta una hazaña en sí misma, ya que todos sabemos que en el mundo inconsciente ¡nadie lo está! Allí, la joven intenta descubrir qué significan sus extraños sueños.

Piensa si puedes también mencionar al antagonista; al malo de la historia.

El logline debería mostrarnos acción. 

Si el libro es de ciencia ficción, habrá que explicar brevemente el contexto; la particularidad que ese mundo tiene. En el ejemplo mencionado, se dice: «inquietante mundo inconsciente, en donde logra volverse consciente». Aquí entendemos que en este mundo nadie o pocos son conscientes.

Por supuesto, no desveles el final de la historia. Hay que venderla, y si me cuentas el final, ¿para qué voy a leerla?

Todas las palabras que utilices deberán ser relevantes. Si puedes quitar algo que no dice nada, quítalo.

Un ejercicio que me encanta practicar es leer los pequeños loglines de las películas de Netflix. Sobre todo, me gusta releerlos cuando he terminado la película. Algunos son brillantes; otros son mejorables. Y, cuando menos te lo esperes, estarás haciendo tus propios loglines de las películas y libros que hayas leído.

¿Quieres contarnos algún ejemplo de buen logline

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Cómo captar la atención con un tagline

Vende mejor tu novela

Un tagline es un lema; esa frasecita que resume tu proyecto pero que también lo intenta vender. Suele ponerse en la portada, aunque no todos los libros tienen. Para que un tagline sea eficiente, debe tener de unas cinco a diez palabras. Por supuesto, si sabes reflejar la esencia de tu proyecto en tres palabras, mejor que mejor. Ya sabes lo que dicen: lo bueno, si breve, dos (o tres) veces bueno.

Las empresas (grandes, medianas y pequeñas) tienen taglines o eslóganes que sintetizan sus valores, aquello con lo que quieren que el público los asocie. Por ejemplo:

«Just do it» Nike – Indica actividad, eficiencia. Déjate de rollos, y simplemente hazlo. Así es la comunidad Nike. Van al grano. Son «doers».

«Think different» o «iThink, therefore iMac» Apple – Indica sensatez, inteligencia y originalidad. Si compras Apple, eres listo pero, además, especial; un crack, vaya.

«Always Coca-Cola» – Refleja prestigio, consistencia y lealtad: Coca-Cola siempre ha estado y estará ahí, con su deliciosa fórmula. Bebe Coca-Cola. ¿Para qué cambiar? 

O pensemos, también, en la genial frase de DeBeers, usada por muchos (en películas, en canciones…) hasta el día de hoy: «Un diamante es para siempre» – Te recuerda que todo muere; las personas, las relaciones… ¡pero no los diamantes!

Simplemente, brillante.

Pero ¿cómo se escribe un tagline para una historia?

La clave está en captar la atención del lector o del espectador. En hacer que este quiera saber más sobre tu proyecto; en dejar al interlocutor con más ganas de ti.

Una buena manera de aprender a escribir taglines para tus propios libros es leer muchas portadas. Pregúntate si esa frase es atractiva, si consigue que te apetezca leer ese libro. Y, si acabas comprando la susodicha novela y leyéndola, relee esa frase de la portada cuando vayas por la mitad y, también, cuando hayas acabado de leerla. Si le encuentras nuevos significados, entonces, sabrás si se trata de un buen tagline.

Recuerda: un tagline debe ser simple, original y provocativo.

Ejemplos de taglines:

«Let the magic begin». 4 palabras.

«Harry Potter y la piedra filosofal», de J. K. Rowling

«¿Qué harías si te volvieses consciente en el mundo inconsciente?» 10 palabras.

«Sé consciente del mundo inconsciente». 5 palabras.

Ambas de la novela «Inconscientia», de Rocío Fuentes-Ortea

«Tú no la conoces. Pero ella a ti sí». 9 palabras.

Novela «The girl on the train», de Paula Hawkins.

«Se suponía que no debía haber sobrevivido al accidente. Pero lo hizo». 12 palabras.

«La adoración de Jenna Fox», de Mary Pearson.

«La realidad es cosa del pasado». 6 palabras.

De la película «Matrix».

«Su historia te tocará, aunque él no pueda hacerlo». 9 palabras.

Esta es de la película «Eduardo Manostijeras».

«En el espacio nadie puede oír tus gritos» 8 palabras.

De la película «Allien».

«Tenga miedo, mucho miedo». 4 palabras.

De la película «La Mosca».

Este último tagline puede parecer mediocre. Porque, es decir, ¿porque tú me lo digas voy a tener miedo? A mí no me gustó a primera vista. Pero esto se dijo en el diálogo de la película La Mosca (lo dijo Geena Davis), y, desde ese momento, en muchas películas de terror se utiliza.

¿Has escrito alguna vez un tagline? ¿Cuál es tu tagline favorito?

¿Necesito contratar a un editor para que revise mi manuscrito tras terminar de escribirlo?

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No te pierdas la respuesta, y los errores de ortografía más típicos

Cuando uno escribe una novela se concentra en la historia; en que esta transcurra, en que pase lo que debe ocurrir. En nuestra cabeza todo suena maravilloso, pero, de ahí a que los términos se transcriban como uno imagina, hay un trecho abismal. Es normal. Todos cometemos errores. De hecho, no es recomendable para un escritor pararse a leer y a releer continuamente lo que se ha escrito, porque si no, no hay manera de avanzar en la historia. Hay que seguir escribiendo, dejarlo dormir, y olvidarse de ello por un tiempo. Uno, además, ha de escribir sin miedo de qué pensará fulanito o menganito por haber escrito eso y esto otro. Tú, simplemente, escribe.

Pero un buen día terminarás tu novela, y entonces habrá llegado el momento de la edición; de sacar esa vocecita crítica que todos llevamos dentro; de limpiar de porquería tu libro. Porque, en estos meses (o años) se ha cubierto de polvo y basurilla, como lo hace tu propia casa día tras día.

Y, ahora, la pregunta del millón. ¿Necesito contratar a un profesional para editar mi novela? La respuesta es . A no ser que tú seas editor o amante de las letras, y seas de los que no comete ni una falta (los hay). Pero pocos son los casos en los que el escritor es, además, un erudito de la lingüística. Escribir bien no es tarea fácil. En inglés hay varios programas que ayudan a pulir los textos (incluso documentos tan extensos como una novela). Con ProWritingAid y Grammarly es facilísimo escribir una pieza de texto potable en el mencionado idioma. 

En español… es otra historia. El procesador de textos de Word te va a ayudar en lo más básico. Si pones «andé» en lugar de «anduve» sí te lo va a corregir. Solo faltaba. De hecho, ahora mismo he tenido que escribirlo tres veces, porque me lo ha corregido dos. Pero el Word no caza todos los errores, porque en español hay palabras que a veces van con tilde y otras, sin ella, e igualmente, en cuanto a identificar problemas de estilo, de eso, el programa no sabe nada de nada. 

Los programas que he sugerido para el idioma inglés son realmente una maravilla, y no solo corrigen faltas básicas, sino que te recomiendan cómo puedes mejorar el texto para hacerlo más rico, directo y atractivo. Por si esto fuera poco, también te informan sobre las veces que has repetido expresiones o palabras, si has plagiado a alguien, y un largo etcétera. Es injusto; debería haber una versión de estos programas en español. Pero demos tiempo al tiempo. Ya aparecerán.

Por otro lado, una cosa es escribir una redacción o un pequeño artículo, y otra muy diferente es escribir un libro entero. Si no te importa gastar, entonces, siempre será una buena idea contratar a un editor antes de enviar tu libro a una editorial o a un agente literario. Lo sé, da pereza. Sobre todo, gastar. Más que pereza, da reparo; con lo caro que es todo en esta vid; con la crisis que hay. Pero es tremendamente fácil cometer errores. Yo aún sigo releyendo mi primera novela y siempre, SIEMPRE, encuentro algo. Son cosas pequeñas, de las que mucha gente no se daría cuenta, pero mejorables. 

Quizá tengas un buen amigo amante de la gramática a quien no le importe hacerte este magnífico favor. Sin embargo, corregir una novela, déjame decirte, no es agradable para nadie: supone mucho esfuerzo y dedicación, y, si quieres que otros hagan bien un trabajo tan importante (como tú te mereces), entonces deberías pagar a un profesional, pues es una inversión que vale la pena hacer.

Si no tienes dinero para contratar a un profesional, entonces deberás convertirte tú en uno. Con tiempo y dedicación, tú puedes hacerlo. Pero, antes de continuar, déjame pedirte algo: No te sientas mal si tienes errores en tus escritos. Eres escritor, sí; pero porque escribes historias. El trabajo de escritor es el trabajo de escritor, y el de editor es otro completamente diferente. Un editor o una persona que lee tu libro y te señala todos tus errores quizá pueda escribir un libro, pero lo usual es que no sean capaces de tal hazaña. Si lo fueran, ellos mismos también habrían publicado un libro, ¿no crees? Es decir, siéntete orgulloso de saber crear historias de la nada y contarlas. No te vengas abajo por tener faltas de ortografía y gramática. Con el tiempo y con la práctica, lo cierto es que el número de fallos que cometas irá disminuyendo. 

Escribir bien es un arte, y dominar un arte conlleva un proceso de aprendizaje largo. Pero la buena noticia es que tu escritura tan solo puede ir a mejor con los años (legal disclaimer: a no ser que tengas un problema de salud). 

De acuerdo; voy a editar mi propia novela. ¿Por dónde empiezo?

En primer lugar, concéntrate en corregir TODAS tus faltas de ortografía. Es normal que tengamos algunas, porque, aunque sepas dónde van las tildes, al escribir rápidamente, se te van a escapar inevitablemente muchas de ellas. También habrá erratascomas mal puestas, muchas comas, pocas comas… Quizá tengas que leer tu libro dos o tres veces, una vez hayas terminado, para asegurarte de que todos estos errores desaparecen. 

Incluso si vas a enviar tu manuscrito a un profesional para que lo corrija y sugiera cambios, esta es mi recomendación: Siempre has de pulir el texto, tanto como puedas. Porque, de esa manera, el editor podrá concentrarse en cosas más importantes, que solo él puede ver; porque tú no quieres que esta persona pierda su tiempo poniendo o quitando tildes. Sencillamente, no te conviene.

Si dejas todo ese trabajo para este profesional, entonces, no te va a hacer ninguna aportación valiosa extra. Simplemente, va a gastar todo su tiempo y energía en corregir cosas que tú mismo puedes cambiar, con un poco de esfuerzo por tu parte. «¿Qué? ¿Me estás diciendo que tengo que leer mi novela tres veces tras terminarla? ¡Ay, no, estoy cansado de ver siempre la misma historia!» Si eres de los que piensan así, te diré que, si tú no encuentras tu historia tan emocionante como para leerla dos o tres veces seguidas, entonces otros van a aburrirse al leerla, también; algo le debe de faltar a tu historia. ¡Ponte a reescribir y a editar ya!

La dificultad viene cuando un escritor comete faltas porque ni siquiera conoce las reglas de la gramática española. Hay escritores que tienen muchas; a veces, demasiadas, y eso es porque ignoran muchas normas de escritura. Así que, si quieres ser escritor, deberás aprender a escribir correctamente. Lee. Léete el diccionario, si hace falta. Lee a los buenos; clásicos y contemporáneos; lee lo que tú has escrito. Léelo en voz alta, y vuelve a leerlo tantas veces como sea necesario.

Pare reducir el número de faltas que cometes, asegúrate de leer libros sobre cómo escribir mejor. Hay un ciento. También debes acceder a la RAE e informarte. ¿Ha aceptado nuevos términos? Que a tu escrito le falten o sobren tildes es imperdonable. Yo era de las que seguía escribiendo «sólo» con tilde cuando se trata de adverbio, hasta que en la editorial con la que publiqué mi primer libro me contaron que la RAE ahora prefería que dejásemos de usar tinta en tildes, si podíamos prescindir de ellas. Los pronombres “esa, ese, esta, este, aquella, aquel» solían llevar tilde para que no se confundiesen con los determinantes, pero ahora también son preferibles siempre sin tilde. 

Los errores más típicos que debemos evitar

~Para empezar, estos cuatro tipos a veces son algo impertinentes:

 «Por qué»– Secuencia formada por la preposición «por» y el interrogativo o exclamativo «qué». Es la de las preguntas. «¿Por qué me haces esto?» (¿por qué motivo?)

 «Porque» –Conjunción causal; la de las contestaciones: «¡porque me da la gana! ¡Porque sí!»

 «Porqué» –Sustantivo; sinónimo de causa, motivo «¡Pero al menos explícame el porqué!»

 «Por que» – Se usa cuando la preposición «por» es seguida por la conjunción «que», e introduce una oración subordinada. «Estaba ansioso por que su padre llegara» o «rezó por que él nunca más apareciese».

También tiene un uso menos común y más poético:  cuando se puede sustituir por «por lo cual», «por lo que», «por el que». La vía por que pasaba el tren estaba oxidada.

~El queísmo es la supresión (indebida) de la preposición «de» delante de la conjunción «que». «Me alegro que vengas» es un queísmo y debería decirse: «Me alegro de que vengas» o «me alegra que vengas». Es un error muy típico, porque uno no quiere caer en el dequeísmo, que suena tan mal, y que es el perturbador uso de la preposición «de» delante de la conjunción «que» con verbos que no la necesitan. Ejemplo: «Pienso de que…»; resulta hasta difícil de escribir. Se piensa algo, no se piensa de algo. 

~El leísmo es otro gran problema de los hispanohablantes (ocurre con mayor frecuencia en ciertas partes de España, como Madrid). Surge al utilizarse el pronombre «le» cuando, en realidad, debería usarse «lo» o «la». Es un fenómeno súper extendido en nuestro país, y en mi opinión, la RAE ha contribuido a ello por admitir varios tipos de leísmo (el de masculino, en tercera persona de singular, el más común.): «A Manuel le vi ayer», cuando, en realidad debería ser «Lo vi ayer» o «A Manuela la vi ayer».

Cuando el pronombre es complemento directo, deben usarse las formas lolos para el masculino (singular y plural, respectivamente) y lalas para el femenino (singular y plural, respectivamente). Cuando el pronombre desempeña la función de complemento indirecto, deben usarse las formas le, les (singular y plural, respectivamente), con independencia del género de la palabra a la que se refiera el pronombre:

Le (CI) pedí un libro (CD) a mi padre (el libro es el directo y a él le pedí, así que el «le» es indirecto.)

El otro día estaba viendo «El Inocente» en Netflix, que por cierto está bastante bien, y José Coronado y casi todos los actores españoles dijeron más leísmos que días tiene un año. Lo gracioso es que, en los subtítulos, la persona a cargo de escribirlos, los corrigió todos. No me preguntéis por qué tenía los subtítulos puestos. Bueno, venga, va: porque, hoy en día, la dicción de algunos actores españoles, es bastante vaga.

Algo menos extendidos están el laísmo y el loísmo. El laísmo consiste en emplear «la» o «las» del pronombre personal como objeto indirecto, en lugar de «le» o «les».

Ejemplo:  «La traje un libro». INCORRECTO.

«Le traje un libro» CORRECTO

El loísmo me parece realmente complicado. Es emplear «lo» o «los» como objeto indirecto, en lugar de «le» o «les».

«A Manuel lo salió una nuez pasada».

Si quieres aprender más sobre los leísmos, y, sobre todo, librarte de ellos ¡lee este artículo!

~Por otra parte, si eres de los que dicen «detrás tuyo», «delante mío» o «enfrente suya», en lugar de «detrás de ti», «delante de mí» y «enfrente de él/ella», entonces quizá te falten unas horillas de cocción. Y es que hay que evitar el uso de adverbios (cerca, detrás, delante, debajo, dentro, encima, enfrente) con adjetivos posesivos (mío, tuyo, suya…)

~Hay gente que dice «no puedo dar más de sí», cuando deberían decir: «no puedo dar más de mí», «no puedes dar más de ti»o «él/ella ya no da más de sí». Es necesario que el pronombre concuerde con el pronombre reflexivo.

~El «deber + infinitivo» y «deber de + infinitivo» muchas veces crea confusión entre la gente. Deber + infinitivo indica obligación/deber: «Debes marcharte». Deber de + infinitivo indica Suposición/probabilidad: «Debes de ser bobo, amigo». 

¿Cuántas veces escuchamos cosas como esta? «El animal debía de ser sacrificado cuanto antes, porque de aquella manera estaba sin duda sufriendo». INCORRECTO.

«El animal debía ser sacrificado cuanto antes, porque de aquella manera debía de estar sufriendo». CORRECTO.

Cuando puedas sustituirlo por «tiene que ser» (obligación, deber), entonces es deber + infinitivo. Cuando alguien no está seguro de algo se pone ese «de». «Debe de ser lunes mañana, ¿no?»

Se dice que la expresión «deber + infinitivo» también se puede usar como suposición: «debe ser martes hoy»,pero a mí no me gusta. Además, permitir esto es lo que hace que la gente se confunda. Es igual que lo que ocurre con el leísmo; la RAE permite varios leísmos y así nos luce el pelo, porque luego vamos por la vida diciendo cosas como: «le vi ayer». 

Si tú no estás seguro de que hoy es martes, entonces usa el «deber de + infinitivo». «No sé… debe de ser martes, ¿no?»

Estos son los errores más básicos, que debes aprender a atajar. Una vez que hayas corregido estas cositas, deberás mejorar tu estilo. Siempre hay posibilidad de mejorar nuestro estilo. ¡Nadie puede alcanzar la perfección! 

Por eso, lee este artículo, en donde podrás leer consejos prácticos para mejorar tu estilo.

¿Debería Acudir a un agente Literario antes de intentar vender mi libro a una editorial?

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¿Quieres intentar publicar tu libro con una gran editorial? Entonces, la mejor manera de no perder tu tiempo y tu dinero (imprimiendo copias de tu precioso manuscrito a mansalva) es contactar con agentes literarios, que son el filtro que las grandes editoriales usan para encontrar buenas obras.

El proceso es el mismo que el de contactar con las editoriales. Haz tu selección, no mandes tu carta a TODOS los agentes literarios de España, y prepara bien los documentos que vayas a mandar. En otro post te contaré cómo preparar tu propuesta editorial. 

Muchos escritores son reticentes a acudir a un agente literario, porque estos se suelen quedar con un 15% del 10% que te correspondería, de cada ejemplar que vendes. Como lo oyes. Sin embargo, no es tan malo como suena. Ellos sólo ganan dinero si tú ganas dinero; si vendes. Y sabes lo que quiere decir eso, ¿verdad? Pues que van a poner toda su carne en el asador para encontrarte una editorial a la que le guste tu libro. Eso sin contar con que a ese agente literario le ha encantado tu manuscrito, y eso ya es motivo de orgullo. Además, los agentes literarios suelen ser quienes venden tu manuscrito en el extranjero, así que son figuras importantísimas, si lo que realmente quieres es conseguir una mayor difusión para tu obra. 

«Espera, espera, ¿estás diciéndome que, si mi libro cuesta 10 euros, yo, que sólo iba a ganar 1 euro, ahora le tengo que dar a mi agente 15 céntimos? Pero, entonces, sólo me quedarían 85 céntimos. ¡Menuda miseria! ¡No tengo ni para comprarme una barra de pan de pueblo!” Si estás pensando esto, no estás solo. Yo opinaba igual. Pero ¿qué preferirías: vender mil copias en España, con lo que ganarías 1000 euros (si vendieses tu libro a 10 euros)? ¿O prefieres vender a otros países y conseguir vender, quizá, 10.000 copias, con lo que ganarías 10.000, menos el 15% que se llevaría el agente literario (10.000-1500= 8.500)? ¿Prefieres ganar 1000 euros u 8.500 euros? La respuesta es obvia.

Tenemos un producto entre manos que cuesta muy poquito producir. Me he expresado mal. Escribir una novela no es simple. ¡Es tu tesoro y tienes que estar bien orgulloso de ella! Pero, una vez que la tienes, es barata de multiplicar y, si es un producto bien hecho, te puede dar unos beneficios inmensos. No es como una pintura, que, tras tu esfuerzo, te tienes que desprender de ella. Las historias son la bomba. Lo que quieres para ella es cuanta más difusión, mejor. Y un agente literario puede conseguir eso por ti. Será el dinero mejor invertido de toda tu carrera.

Además de poder vender tu libro a editoriales o agentes de otros países, los agentes pueden lograr que la industria cinematográfica se interese por tu historia. Lo que te daría una publicidad impagable, y haría que vendieses más libros.

¿A que ya no suena tan mal lo de acudir a un agente literario?

En España, la figura del agente literario no se utiliza tanto como en el extranjero. Por ejemplo, en países como Estados Unidos o Inglaterra, en donde no se concibe que un escritor no acuda a un agente literario para tratar de vender su novela.

Aquí tienes una lista de los agentes literarios en España:

https://www.escritores.org/recursos-para-escritores/recursos-1/agentes-literarios/57-agentes-literarios

Como ocurre con las editoriales, documéntate antes de enviar tu obra a todos los agentes de la lista. Haz una clasificación de ellos. Pon en tu top 10 a tus preferidos o más atractivos (no físicamente. Ya me entiendes); los que suelan publicar tu género. Escribe luego los nombres de los que te gusten menos pero que publiquen el género que escribes o has escrito. Después, pon los menos apetecibles. Si no te contestan los de arriba, inténtalo con estos últimos. Que la esperanza sea lo último que pierdes.

¡Buena suerte!