Cosas, cosas, cosas; es lo único que parezco desear.
Todos los días, a todas horas, he de tener cosas a las que amar.
Cosas de colores, agradables, que hagan enamorar.
Cosas que huelan a vida y se sientan suaves al palpar,
Cosas que sepan a gloria y endulcen el paladar.
Cosas que suenen a melodía que se quiere recordar.
Encuentro esas cosas o quizá me hallen ellas,
Como si se hubieran marcado a fuego mis huellas.
Son inmediatas, avispadas como centellas;
Y me vanaglorio porque son cosas tan bellas,
Que hacen envidiar a las mismas estrellas.
Cosas, cosas, cosas; es lo único que ansío.
Pero no quiero cosas para llenar mi vacío,
Sino cosas que llenen el espacio que circunda al mío,
Cosas que me abriguen cuando mi corazón sienta frío,
Y me escondan, me hundan y protejan con gotas de rocío.
Cosas que me hagan desvanecer de un mundo decadente,
Completamente destruido por las cosas de la gente.
Cosas que arrasan cuanto encuentran a ritmo ardiente,
Cosas que me comen las entrañas lentamente,
Y despliegan un dolor insoportable en mi alma y en mi mente.
Cosas, cosas, cosas; es lo único que parezco desear.
Cosas que me hagan sonreír cuando estaba a punto de llorar.
Cosas que me cieguen, me susurren y me hagan olvidar.