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El Abuelo Jacob

Forest scene  in Olympus mountain-Greece

Jacob y María vivían en las montañas del norte de Grecia. Y utilizo el plural, porque eran nómadas; la falta de comida siempre hacía que se tuviesen que acabar yendo de donde estaban. Eran tan pobres que comían sopa de ortiga, día sí, y al otro también. A veces, al final del verano, cuando era época de moras y frambuesas, hasta se permitían un festín. Tenían cinco hijos. Todos eran menores de cinco años, y aunque aún no comían demasiado, sus padres se daban cuenta de que necesitaban nutrirse con algo más que plantas y pequeñas frutas.

En cierta ocasión la falta de comida se acusó de un modo tan evidente, que Jacob decidió salir al monte con la intención de cazar algún animal; quizá una cabra montesa, aunque lo cierto es que éstas eran tan raudas que nunca se había podido hacer con ninguna. Se llevó consigo el burro para usarle como soporte y medio de transporte. También cogió la escopeta, un hacha y una sierra; estas dos últimas herramientas, en caso de necesitar hacer leña para calentarse, ya que la noche estaba a punto de caer. Aunque era verano, por las noches el tiempo enfriaba bastante, y nunca estaba de más ser precavido, pensó.

Ya muy entrada la noche, mientras tumbado observaba las estrellas, pensó en su familia: en lo desolador que era pasar  hambre; en la educación que nunca podría proporcionar a sus hijos; en las joyas que nunca adornarían el cuello de su mujer. Y también pensó un poquito en él. Porque él también deseaba comodidades. Y, tras un rato soñando con los bienes que nunca poseería, se sintió algo avergonzado por estar deseando cosas que no eran verdaderamente necesarias. Porque, aunque de sueños se tratase, recordó que cuando más se peca es cuando se piensa. Al menos eso le había repetido siempre su madre.

Aunque el burro le estaba dando bastante calor, se levantó de un brinco sin pensar más, y se dispuso a hacer leña, para evitar tener pensamientos inconvenientes. Agarró su hacha, y comenzó a talar el árbol más próximo. Cuando terminó, cogió la otra herramienta y comenzó a serrar, recopilando toda la leña que pudo. Después cayó exhausto junto al animal y durmió unas horas, sin haber preparado el fuego.

No le despertó el primer rayo de sol, sino el burro, que tenía sed.  Jacob compartió su agua con el animal, cargó la leña en sus alforjas, y se puso en camino hacia la aldea, con esperanza.

Cuando por fin divisó ésta a lo lejos, dio alcance a un par de chicos que transportaban paja en una mula.

—Buenas tardes, señores —les dijo Jacob con una inclinación de cabeza.

—Buenas tardes, caballero —contestaron los jóvenes mirándose el uno al otro con mirada divertida, ya que nunca antes les habían llamado señores.

—¿Se dirigen a la aldea a vender su paja?

—Así es. ¿Se dirige usted a vender su leña?

—Ésa es mi intención. ¿Saben a quién podría vendérsela?

—Claro, venga con nosotros. En esta época del año todavía hace calor, así que resulta difícil, pero hay un tipo al que siempre le interesa tener de sobra.

—Estupendo, se lo agradezco.

No tardaron mucho más en llegar a la aldea y encontrar al posible comprador. Sin embargo, la paja y la leña le pareció demasiado botín, y les comunicó que en aquella ocasión sólo podría comprar uno de los dos combustibles para fabricar su fuego.

—Definitivamente, prefiero la leña.

Los chicos se miraron el uno al otro fugazmente, seguramente recriminándose el no haber demostrado ser hombres de negocios.

—Verá. La leña… va con la paja. Estos chicos y yo hemos de venderlo todo hoy. Lo que haremos será venderle la paja, que quema mucho más rápido, y hacerle un precio especial por la leña. Se la dejamos a la mitad.

—No sé… es demasiado.

—El mes que viene estará usted comprando lo mismo al doble de precio. Es una buena oportunidad. Hágame caso.

El hombre terminó aceptando ante la seguridad de Jacob, y les pagó la paja, y la mitad de lo que costaba la leña. Cuando dejaron la casa del comerciante, Jacob les dio a los chicos el dinero de la paja.

—Es usted un hombre honesto —le dijeron los mozos.

—Quizá nunca habría vendido la madera sin vuestra ayuda, así que soy yo quien debe estar agradecido.

Los chicos se quedaron tan contentos que le llevaron a su casa y le dieron de cenar, mientras le contaban a sus padres que habían vendido toda la paja gracias a él. Los padres también se mostraron muy agradecidos y la mujer le preparó una bolsita de tela con comida; un buen trozo de queso, una botella de leche y una buena hogaza de pan.

—Tenemos muchas cabras, así que la leche y el queso no supone ningún gasto para nosotros.

Jacob terminó aceptando, aunque no pudo decir que sí a la oferta de pasar la noche en la casa.

– ¡Pero si está diluviando! Además ya es muy tarde. De todas maneras, no iba a llegar hasta mañana —le había dicho la mujer.

– Les estoy muy agradecido, pero no voy a dormir por la noche. Desearía llegar cuanto antes para ver a mi mujer y a mis hijos.

No se atrevió a explicar que quizá uno de sus hijos podría estar muriéndose de hambre en aquel momento.

Al cabo de una hora, partió sin perder un minuto hacia su casa. El burro debería ir más ligero por la leña que habían dejado atrás, pero lo cierto es que con la lluvia que estaba cayendo, el animal no dejaba de resbalar y caerse. Aquella lluvia era, en realidad, de lo más inusual. “Tenía que ser hoy ¿verdad?”, masculló entre dientes Jacob mientras tiraba del burro para ir más deprisa.

A cada minuto que pasaba, la lluvia caía con mayor fuerza, los relámpagos eran más visibles, y los truenos más sonoros.

—Amigo, tenemos la tormenta encima de nuestras cabezas. Tenemos que guarecernos. Es inútil continuar. Aunque no veo dónde podemos meternos.

Por un momento le pareció oír que su burro le decía: “Teníamos que habernos quedado a pasar la noche. Hasta yo sé eso”.

—¿Has dicho algo…? Claro que no, pero qué cosas digo.

Al día siguiente, María se levantó más pronto de lo habitual. Se encontraba muy inquieta. Pensó que quizá a Jacob se le habría ocurrido viajar durante la noche.

Pero Jacob nunca más regresó. Lo hizo el burro a media tarde, a trompicones, empapado y con mirada horrorizada, suplicando poder hablar por unos minutos, para contar la desgracia que había presenciado aquella noche.

A Jacob lo encontraron unos aldeanos dos días después, tirado en mitad de un descampado; chamuscado por un rayo de la tormenta que había caído días antes.

—Ha sido el hacha —dijo uno.

—O la sierra. Atraen los rayos como moscas a la miel. Debería haberlo sabido.

—Pobre hombre.

Ésta, lamentablemente, es una historia real. Ocurrió hace ya unos 70 años, en una aldea del noreste de Grecia. La historia de cómo María sacó a los niños adelante… ésa… es otra historia.

Historia de una chica sola (La Cena)

Jorge Grau (1968)

El tema de la película es bien claro; por tanto, unitario. Así todo, la película está compuesta por siete complejas partes de diferente tiempo de duración cada una de ellas. El raccord de la película, en general, es bueno; tanto en el nivel de objetos, como de espacio, de dirección o de posición. Aunque sin destacar. En una escena, me ha parecido ver un fallo: al comenzar una conversación no demasiado breve, se  enfoca un coche rojo por su parte delantera. En cuanto ésta acaba, enfocan la mitad de tal coche, habiendo de señalar ya otro coche distinto.

La película está continuamente saltando en el tiempo. La única forma de que sepamos que es así, es el corte de pelo que se hace la chica al comienzo de la película, una actividad sin ninguna importancia en un caso corriente, pero aquí de especial relevancia.

El interés de la película está centrado en un solo tema: el amor que siente Ana por Luis. Las partes de que está compuesta la película, se basan en las opciones que imagina Ana que podrían pasar, al decirle Luis que deben dejar su relación. Un aspecto que no me gusta del largometraje, es que no es real, en el sentido de que Luis, cada vez que ella se imaginaba una de esas opciones, ¿a qué se dedicaba? ¿No le preguntaba que en qué estaba pensando desde hacía, aproximadamente, una hora? ¿O es que ella pensó las seis opciones en cinco minutos? Es un punto que no me ha gustado.

Por otra parte, la trama  es sumamente original y liosa. Creo que Jorge Grau buscaba confundir y sorprender al espectador, mas sólo en el transcurso de la película, porque al final, se entiende todo a la perfección. Y eso es lo que me parece sumamente original y nuevo, para la época en la que se creó este filme. Creo que ha servido de base para películas posteriores, como «Abre los ojos» de Alejandro Amenábar.

Creo que los personajes actúan bien, en especial, la chica. El doblaje lo encuentro bastante bueno, un asunto de vital importancia, opino, ya que cambia totalmente la que podría ser una genial actuación de un actor. Las reacciones de los personajes son muy reales, por tanto, ellos también. Algo que me ha llamado especialmente la atención, es un contraste fabuloso que explico a continuación. Se quiere hacer creer, en el transcurso de la película, que Ana es una chica muy pasional y loca. Quizá lo fue antaño, pero al final, demuestra que es de lo más racional que existe, pues antes de contestar a la pregunta de Luis (qué es lo que va a hacer), ella piensa las consecuencias de su futura respuesta.

Se trata de una historia muy interesante. No podríamos calificarla de otra manera. Entretenida, nueva e interesante, original y distinta, en resumen. Tiene un guión original, escrito por el mismo director. Es un filme totalmente psicológico, pues todo proviene de la imaginación de la chica, sin dejar casi espacio a los sucesos reales. Es una película que trata la complejidad de la mente humana.

Creo que los decorados y el vestuario son totalmente reales, adaptados a la época[1]. Creo que el color rojo utilizado por Grau en casi todos los objetos presentes en el filme, tiene un valor simbólico. Quizá nos quiera indicar, en mi opinión, el tormento que sufre ella por dentro, ya que tal color refleja agresividad. Su valor general es en exceso original. Tiene, por tanto, una función dramática. Esta misma función la tiene el empleo de las imágenes de los sanfermines. Creo que al margen de que allí hubiese conocido ella a Luis, tiene un significado más profundo. Cuando aparecía en su mente la matanza de un toro, era como si ella se sintiese así. Y el rojo, aumentaba el dramatismo existente en su interior.

Tratando el tema del encuadre y la composición, la imagen resulta totalmente expresiva, por el color que acabo de determinar, y la rápida sucesión de imágenes. Otro aspecto que debo señalar, es que por esta sucesión increíblemente rápida de imágenes, la película me recuerda a un corto. Y es que quiere transmitir un sinfín de sentimientos en una hora y veinte, aproximadamente. El detalle creo que está cuidado, en cuanto que el script (o ayudante de director) no ha fallado en  nada[2].  En cuanto a los movimientos de cámara, resultan totalmente expresivos y rápidos. Muy inteligentes, por ello. En la primera escena nos encontramos ya con un travelling lateral, lo único que no me ha gustado es que en esa misma escena, la cámara va «saltando», un método utilizado cuando se quiere hacer pensar que alguien está siguiendo a otra persona, y nadie, en ese momento la estaba siguiendo. Quizá encierre un significado, quizá quiera hacer participar al espectador en la película desde ese primer momento. No lo sabemos, pues hay que tener en cuenta que una forma de expresión artística (en este caso una película), es en exceso subjetiva. Tenemos también, un gran número de travelling circular, en torno a ella, más que a él, lo que vuelve a indicar el tormento psicológico que sufre (o más bien, que se imagina sufrir). Los flash forward se utilizan cuando ella se imagina lo que sucedería (después de comentarle él que lo quiere dejar), y hay flash back cuando recuerda las imágenes de los sanfermines, y cuando ella estaba con él en la playa. Se utiliza mucho el zoom rápido de lejos, a más cerca, enfocando así, primeros planos y alguno primerísimo (como cuando enfocan el pelo de la chica, en el momento en que se lo corta). Se utilizan también claroscuros, para engrandecer la figura de ella (en una  de sus fantasías; la primera) y de él (cuando le dice que quiere dejar la relación). También utiliza contraste, cuando ella, en otra de sus fantasías (la cuarta, creo recordar), habla con otra amante de Luis. Aquélla es alta, con un prominente escote y muy morena, mientras que a Ana se la ve baja, muy blanca y con un vestido muy recatado, todo, para indicar la diferencia entre la ex-amante, y la actual amante.

En cuanto a los elementos sonoros, el doblaje ya está comentado. Los diálogos, a mi parecer, no son importantes, ya que todo está en la imaginación de ella, y bastaría sólo con imágenes. Así y todo, no está muy bien tratado, lo poco que hay. La banda sonora es casi inexistente, sólo hay una canción al principio de la película, que se repite después. En el primer momento en que suena, ella se mira al espejo y está feliz (es antes de quedar con Luis para cenar), pero en cuanto la canción llega a un punto en el que el cantante adquiere un tono melancólico, ella se entristece. Quizá quiera señalar que ella intuía algo; que Luis la podía dejar. El segundo momento en que suena la canción, es cuando ella está en la tercera o cuarta parte de la película. Cuando ella se imagina que le ha pedido que se case con él. Aparte de esto, hay sonidos extraños en momentos clave, para aumentar el dramatismo.

Ya tratado el tema de la interpretación (bastante buena y real), señalemos que el montaje es nervioso y vivo. Hace que nos interesemos. Pero lo hace aún más esa repetición  de la imagen de la cena; ella cogiendo esa copa, mientras la cámara realiza un travelling circular.

Creo que la película, en general, decepciona a la gente porque no la entiende (hecho comprobado al final de la misma), pero también creo que, como toda película no comercial, está dirigida a un público muy reducido, y no busca satisfacer, en general. Probablemente se esperaba que fuese una película romántica o similar. Creo que hay una gran exactitud en la representación psicológica de los personajes. Las actitudes que la chica adopta en sus fantasías son algunas muy humanas, otras un poco fantasiosas y pasionales. En la visión de los personajes no hay ni clasismo, ni racismo, ni defectos parecidos. Los personajes son representados con dignidad. Sí que se prevé la mejora del hombre frente a las dificultades, ya que, desde el principio, uno se imagina (al titularse: «la Cena»), que la película dura lo que una cena, y te das cuenta de que no es la realidad lo que aparece en la pantalla, sino ficción, te percatas de que aquello se lo está imaginando ella, y de que por tanto, está pensando detenidamente lo que va a hacer, y cómo va a superar esa dificultad que él le presenta. La visión del mundo que se desprende de la obra es realista. En el transcurso del filme, se ven posiciones idealistas, pesimistas, pero todo en su imaginación, porque al final, elige otra opción que nos indica que es realista. Ella contesta a la pregunta de «¿Qué vas a hacer ahora?: «No lo sé». (la cámara se queda parada, para dar más intensidad a la última escena),  Con lo que indica un realismo aplastante, y además, se da cuenta ella de que no vale la pena imaginarse un final, porque ya dirá la vida. Me ha parecido un gran final, y en definitiva, una gran película.

Equilibrando la parte formal, y la parte temática, obtenemos una buena película, a mi parecer, mejor de temática que de forma, pero de cualquier manera, buena.