Periódicos en guerra

El 18 de julio de 1936 estalla la Guerra Civil española, pero ésta no se decide sin motivos. Existen unos antecedentes que nos son necesarios para comprender los hechos. [1]Los conflictos habían comenzado ya tras 1917, con la Revolución Rusa, la Guerra Mundial, los movimientos obreros… Además, en España se estaba dando una crisis en la milicia; en 1921 se había producido el desastre de Annual en África; y existía también un desorden político (hubo catorce gobiernos en cinco años). El problema social era ya muy evidente y las soluciones que se proponían no servían. De la mano del rey Alfonso XIII llegó entonces al poder Primo de Rivera con su Dictadura (1923-1930), por la que se llegó a alcanzar una coyuntura económica favorable, pero no la reconstrucción de la vida política del país. [2]Más tarde, la crisis americana del año 29, con su enorme capacidad destructora, afectó también a España, que presenció una brutal caída de sus exportaciones.

[3]En enero de 1930, Primo de Rivera presenta una petición de respaldo a los militares, y, al no proporcionárselo, se exilia y muere en marzo de ese mismo año. Ningún político quiere asumir el poder entonces, y el rey decide confiar el Gobierno al militar Berenguer, pero su mandato supuso un auténtico fracaso. Fue a Ortega y Gasset a quien se le ocurrió llamarlo «el error Berenguer». Tras ese «gran hallazgo» llegó otro semejante: el del almirante Aznar, que decide convocar elecciones para abril de 1931. La oposición, para estas fechas, ya había crecido considerablemente. Los intelectuales y el pueblo querían la República por rechazo al régimen instituido. Así, las urnas dieron el triunfo a los candidatos republicanos en los grandes núcleos urbanos, y la II República se instauró, pues, el 14 de abril, sin violencia y muy apoyada por la mayor parte de los españoles. [4]«El nuevo régimen estaba llamado a enterrar la vieja España. Se esperaba un revolcón social con la reforma agraria, el protagonismo obrero y un correctivo a la omnipresencia de la Iglesia». Sin embargo, en el fondo, nadie defiende la República. Todos los partidos van a mirar más por su propio desarrollo, que por la estabilidad del régimen, y, así, la República fracasó por sus problemas internos y su incapacidad de llevar a cabo un programa reformista demasiado amplio. [5]A partir de la proclamación de este nuevo régimen, comenzó una etapa en la que «la prensa estuvo inmersa en una crisis en todos los niveles, que desembocó en la Guerra Civil». Es cierto que la actividad periodística se desarrolló en gran medida en este periodo, por el ritmo que ya había alcanzado y por el débil progreso del cine y la radio; sin embargo, la crisis económica, social y política que gobernaba en aquel momento entorpeció en numerosas ocasiones su avance. Al principio, la prensa constituyó una amenaza para los gobernantes, porque la mayoría de los periódicos relevantes eran antirrepublicanos (ABC supuso el caso más doloroso para ellos, pues poseía una gran tirada, una enorme capacidad de generar opinión, y de ningún modo aceptaba la República, aunque no se adscribía a ningún partido político para no «mermar su independencia». [6]Aún así destacó por sus campañas de opinión en contra de la Constitución laica y progresista en 1931). Las publicaciones que sí van a  aceptar la República son, entre otras: Heraldo de Mdrid, La Libertad y El Liberal.

[7]En febrero de 1936 hubo elecciones, que fueron ganadas por los partidos de la izquierda (el Frente Popular agrupaba a estos partidos, mientras que la CEDA, Confederación Española de Derechas Autónomas, lo hacía con los partidos de derechas.) Tras los resultados electorales, se llegó a una cifra elevada de desórdenes y asaltos. Entre el 16 de febrero y el 13 de mayo hubo 204 muertos, más de 1000 heridos graves, 124 iglesias destruidas, 217 parcialmente incendiadas [8](«España es quizá el país con el mayor número de personas que murieron a causa de la fe en este siglo XX»), y fueron destruidos los talleres de los diarios «La Nación«, de Madrid y «Diario de Navarra«, de Pamplona, pese a estar estos protegidos por los obreros. En la Guerra Civil española se enfrentaron los nacionales (los derechistas), a los republicanos (los de la izquierda.) Ambos bandos ignoraron el respeto y la tolerancia. Las circunstancias eran pésimas: una economía retrasada, una oligarquía terrateniente preocupada sólo por sus beneficios, una estructura social con grandes diferencias, unas clases bajas en continuo crecimiento… Desde marzo se venía gestando el Golpe de Estado militar. El ejército se había dirigido al Gobierno aconsejándole un cambio de política, y la respuesta del Ministro de Defensa fue el cambio de destino de los generales más destacados: Franco a Canarias, Goded a Baleares y Mola a Pamplona. Este último coordinó el Levantamiento y buscó el apoyo de las organizaciones políticas opuestas al Gobierno. La sublevación militar se inició en el protectorado español de Marruecos el 17 de julio. Al día siguiente, había levantamientos en casi todas las comandancias militares de la Península. Esta guerra reflejó el enfrentamiento ideológico entre la izquierda y la derecha europeas. Tuvo un carácter moderno, con grandes ofensivas, utilización de tanques, aviones… factores que  presagiaban la Segunda Guerra Mundial.

[9]Se trata de una época de gran inestabilidad periodística, ya que se dan muchos cierres. Hay más periodos de excepción que de normalidad, y la prensa lo sufre de manera notable. Ésta mantiene una gran participación en la Guerra Civil, y lo hace con una finalidad propagandística bien clara. Interpretó un papel protagonista, porque los periódicos que representaban a las fuerzas políticas tenían un discurso más radical que los partidos a los que representaban. Poseían una enorme capacidad de crear opinión, y en los dos bandos se impuso un sistema de control férreo sobre los medios del otro bando: se incautaban de la prensa del enemigo, y ello alteró el panorama periodístico. En 1938, el bando sublevado aprobó una ley para justificar el trato que se le daba a la prensa, y en donde queda clara la orientación antiliberal. Así y todo, en la zona republicana se dio una mayor actividad que en la nacional, por estar los de la izquierda en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao); por la necesidad de motivar a los soldados; y, también, porque los partidos obreros ya estaban acostumbrados de años anteriores a manejar la propaganda.[10]«En el bando republicano, los órganos de la derecha cambiaron de manos. En Madrid, un Consejo Obrero de CNT y UGT decidió incautarse de los periódicos enemigos, como por ejemplo ABC de Madrid, que pasó a Unión Republicana (Martínez Barrio), o El Siglo Futuro (de la Comunión Tradicionalista), que pasó a CNT». Otros periódicos republicanos fueron El Pueblo Vasco, Claridad (de Caballero, líder del Partido Socialista, y [11]«querido colega» de ABC Madrid), El Socialista, La Voz, Ahora y los ya mencionados La Libertad, El Liberal y Heraldo de Madrid. Periódicos cuya idiosincrasia respondía fielmente a la realidad de la República: de izquierdas, con ansias de crear [12]«una democracia de nuevo tipo, antecedente de lo que serían los regímenes comunistas tras el telón de acero», defensores del proletariado, anticlericales, revolucionarios, extremistas, exageradores de la realidad, motivadores, propagandísticos y con un lenguaje improvisado y urgente (estas seis últimas notas compartidas con los periódicos de derechas). 

[13]En el bando nacional, los periódicos de derechas tradicionales continuaron funcionando sujetos a una censura, y «surgieron otros nuevos, órganos del nuevo partido único, surgido en 1937 (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), la mayor parte de ellos procedentes de la incautación de periódicos de izquierda». Entre los «periódicos sublevados», además de los falangistas, destacaron diarios de información general: ABC de Sevilla; El Norte de Castilla, de Valladolid; El Noticiero o el Heraldo de Aragón y La Gaceta del Norte, de Bilbao. Muchas de sus características fueron similares, como se ha mencionado, a las de los periódicos republicanos: revolucionarios, ya que fueron los que se alzaron, exagerados, adoctrinadores de política e ideología, dados a la motivación de sus soldados…; otras, divergentes: Acérrimos defensores de la Iglesia y de derechas (y ello significa estar en desacuerdo con el Comunismo de los de la izquierda: [14]«La reacción contra ese error de la República de dejarse arrastrar a la línea bolchevique la representan los nacionalistas, sean los que fueran sus defectos, que se han batido en su gran cruzada anti-Komitern»).

ABC constituyó un caso verdaderamente original y único. Con el comienzo de la guerra, cesa la publicación de ABC de Madrid (número 10.344 del 19 de julio), y se convierte en republicano, ante el asombro de todos ([15]un soldado llega a preguntar si se trata de una broma), mientras que, en Sevilla, continúa siendo nacional: [16]«Bajo una misma cabecera, los nuevos redactores del madrileño y los habituales del sevillano intentan defender desde una zona y otra la doble realidad de la nueva situación española«. [17]Dice el diario madrileño: «Este periódico tiene frente a sí un porvenir de vida republicana, franca y leal, de honda y sincera compenetración con el pueblo… Combate contra el clericalismo y militarismo, las dos espantosas plagas nacionales que forman el fascismo… Amigo de la libertad y la democracia…». Asimismo, habría que destacar, a propósito de estas últimas frases, esa exageración y falta de visión de los propios errores que decíamos caracterizaba a los periódicos de guerra, ya que el bando republicano habla de libertad y democracia, cuando, paradójicamente, su ideología era de exclusión (del «clericalismo y militarismo»). También los sublevados se contradicen cuando afirman que [18]no odian a los republicanos, y que su alzamiento no se da a causa de venganza.

 [19]Por el contrario, la sublevación militar triunfó enseguida en Sevilla, aunque algunos se hayan resistido en ese primer momento: [20]ABC, el día 20 de julio, invitaba a la rendición, con palabras radiadas por el general Queipo de Llano: «Toda persona que posea armas ha de entregarlas inmediatamente… Las personas de orden y amantes de la verdadera justicia deben presentarse al Gobierno Civil a ofrecer el concurso que su conciencia le dicte…».

[21]En ambos periódicos se puede ver un tono de exaltación, de pasión y de insultos para con el enemigo, y unos objetivos de «opinión, información dada según los propios intereses, propaganda y motivación«: [22]«¡Viva España!, ¡Sevillanos honrados!, Espíritus desaprensivosEscondiendo la cabeza lo mismo que el avestruz… Labor depuradora que el país necesita… Noticias particulares aseguran que Mola ha entrado en Madrid, de donde ha desaparecido el Gobierno… Y [23]¡Viva la República!… Rebelión cruenta y desaprensiva… El triunfo es nuestro¡¡Rendición no la esperes!![24]Los republicanos estaban en la calle para dar la vida por la República cuando fuera menester… u [25]«os veo contagiados en esa ola de valor que, cuando surge, lo arrolla todo». Por otra parte, horrorizadamente, uno puede comprobar que personas de ambos bandos se enorgullecen de matar y, en el caso de los republicanos, [26]de robar a la Iglesia; creen realmente que el fin justifica los medios: [27]«Nosotros no fusilamos sólo a algún soldado. Fusilamos a las gentes, por altas que estén, siempre que hayan faltado a su deber» o [28]«Hágase cargo el proletariado del poder y haga de España lo que merece, y, si es preciso verter sangre, debe verterse».

[29]Algo interesante lo constituye, por otra parte, el asunto de la legitimidad de la sublevación, en los dos diarios. Obviamente, ambos piensan que sus posturas son legítimas «en un juego dialéctico de imposible conciliación», y las contrarias, ilegales. [30]Indalecio Prieto, ex ministro de Obras Públicas en aquel momento,  afirma sobre el Levantamiento: «Rebelión más cruenta de la historia de España… Mide tu equivocación…». Por su parte, el general Francisco Franco habla de «[31]defensa de la nación, situación crítica, anarquía, revueltas de los gobernantes, asesinatos, hambre que lanzará a la desesperación de los trabajadores, ataques a monumentos y tesoros artísticos, pureza de nuestras intenciones…»; Es decir, enumera causas para justificar los hechos. La tergiversación de ellos, la ya mencionada exageración para motivar a las propias gentes y desmotivar a las contrarias, por otro lado, supone un factor clave en este periodo, por parte de ambas versiones: [32]«Se ha frustrado un nuevo intento criminal contra la República…, absurdo intento…, el Gobierno domina la situación…, no tardará muchas horas en estar normalizada la situación». Y en la otra España: [33]«En todas partes las fuerzas militares han restablecido ya el orden: Gijón, Oviedo, León… El triunfo total está muy próximo…». Además, resulta inaudito leer un mismo hecho en los dos diarios, ya que difieren totalmente el uno del otro: [34]«Parece que se afirma la noticia de que Valencia se ha unido al Movimiento Nacional«, frente a [35]«Cómo ha evitado el heroico pueblo valenciano la Sublevación en la capital levantina»; un fiel reflejo de esa doble realidad que se vivía entonces, y que continúa aún hoy al continuar España dividida en esas dos ideologías: [36]El general Martínez Monje, para calmar la tensión, comunicó por radio al pueblo de Valencia que la rebelión había sido dominada; sin embargo, «nada de eso era cierto. Más tarde, los líderes sublevados, no viendo salida a su rebelión, se fueron a zona nacional». Por otra parte y sobre idénticos hechos, Fernando Cortázar y José Vesga comentan: «Valencia rechazó militarmente los intentos de asalto de los franquistas, convirtiéndose en el símbolo internacional de la resistencia al fascismo». Otro ejemplo de cambio de una realidad, de versiones diferentes de un mismo hecho, lo crea el caso de la muerte de Sanjurjo. Mientras que en ABC Madrid (5 de agosto de 1936) se dice que la avioneta se estrelló contra el suelo al llevar dos pesados baúles de contenido desconocido, que el piloto huyó sin ocuparse del general, y que, más tarde, se le entrevistó a éste muy duramente, pero que echó la culpa a un piloto portugués; en ABC Sevilla, se ofrece otra visión de los hechos, divergente hasta en los más nimios detalles, informando de que el avión se estrelló contra un muro, porque las condiciones del aeródromo eran malas, y que el piloto «fue despedido del aparato y Pudo salvar la vida». [37]Lo cierto es que en la actualidad se dice que Sanjurjo llevaba un gran baúl con el uniforme de gala que se pondría para celebrar que iba a ser el Jefe de Estado, y que, además, el aeródromo era pésimo. Se dieron también rumores de que este accidente pudo ser un atentado o un sabotaje, pero nunca se pudo demostrar nada.

En definitiva, los periódicos de esta época se presentaban como apasionados, desenfadados, manipuladores, propagandísticos, motivadores, defensores a muerte de una causa que creían justa, atacantes continuos de causas contrarias… se presentaban como los auténticos líderes de la guerra, como los verdaderos protagonistas de ella, luchando unos contra otros, como si en el campo de batalla se hallasen. Por ello, no constituían periódicos de guerra, sino que eran y se les nomina: periódicos en guerra.  

 

 

 

 


[1] Información obtenida de los apuntes de Historia Contemporánea de España, asignatura impartida por Don Francisco Javier Caspistegui, en 2001.

[2] Información obtenida del libro Breve Historia de España, de Don Fernando G. de Cortázar y José M. González Vesga, Alianza Editorial, Madrid, 1994.

[3] Historia Contemporánea de España, de Don Francisco Caspistegui.

[4] Breve Historia de España. Fernando de Cortázar y José G. Vesga.

[5] José J. Sánchez Aranda y Carlos Barrera, Historia del periodismo español  desde los orígenes hasta 1975, Eunsa, Pamplona, 1992.)

[6] «El diario ABC, enemigo de la República española y de la autonomía catalana» por José Luis de la Granja Sainz, que habla, en este artículo, del libro de Josep Figueres, Història de l´anticatalanisme. El diari ABC i els seus homes, 1997, Tarragona.

[7] Información obtenida de Historia Contemporánea de España, de Francisco Caspistegui.

[8] Jesús Colina, corresponsal en Roma, transcribe cuanto se dijo en el Congreso sobre la persecución religiosa en España (1931-1939), celebrado el 20 de enero pasado, en la sede del Ateneo Pontificio Apostolorum.

[9] Ideas sacadas del libro Historia del periodismo español desde los orígenes hasta 1975, José J. Sánchez Aranda y Carlos Barrera, Eunsa, Pamplona, 1992.

[10] Cita e información de Historia de la prensa, de Alejandro Pizarroso Quintero, Centro de estudios Ramón Areces, 1994.

[11] «»LA RECOGIDA DE NUESTRO NÚMERO DE AYER» (ABC Madrid, 2 de agosto de 1936)

[12] Cita de Francisco Torres García en su artículo La Tercera República Española o la República revolucionaria, publicado en el número 74 de la revista Arbil.

[13] Información y cita obtenida de Historia de la prensa, de Alejandro Pizarroso Quintero, Centro de estudios Ramón Areces, 1994.

[14] Cita de Besteiro, Presidente del Consejo de Defensa, en un memorando privado, que, años más tarde, en un artículo de Arellano, reprodujo ABC de Madrid en su número del 1 de abril de 1963.

[15] «LA SORPRESA DE UN SOLDADO ANTE ABC REPUBLICANO» (ABC Madrid, 26 de julio de 1936)

[16] Los dos «ABC«-de Madrid y de Sevilla- en la primera fase de la Guerra Civil, María Dolores Saiz.

[17] «ABC, REPUBLICANO» (ABC Madrid, 25 de julio de 1936)

[18] «LA PATRIÓTICA ALOCUCIÓN DEL GENERAL FRANCO AL INICIAR EL MOVIMIENTO» (ABC Sevilla, 23 de julio de 1936)

[19] Idea sacada de María Dolores Saiz.

[20] «VIVA ESPAÑA» (ABC Sevilla, 20 de julio de 1936)

[21] Idea y cita obtenida de Saiz.

[22] «VIVA ESPAÑA» (ABC de Sevilla, el 20 de julio de 1936)

[23] «¡VIVA LA REPÜBLICA!» (ABC de Madrid, el 25 de julio de 1936)

[24] «AL FIN, LA REPÚBLICA VA A SER REPUBLICANA», de Augusto Vivero (ABC Madrid, 6 de agosto de 1936)

[25] «¡VIVA LA REPÚBLICA!» (ABC Madrid, 25 de julio de 1936)

[26] Información obtenida de «LIMPIA HONRADEZ DE LAS MILICIAS NACIONALES» (ABC Madrid, 4 de agosto de 1936)

[27] «UN EX MINISTRO DE LA MARINA FUSILADO» (ABC Sevilla, 8 de agosto de 1936)

[28] Indalecio Prieto, el 4 de febrero de 1934 en el cine Pardiñas de Madrid.

[29] Idea y posterior cita obtenidas de Saiz.

[30] «¡VIVA LA REPÜBLICA!» (ABC Madrid, 25 de julio de 1936).

[31] «LA PATRIÓTICA ALOCUCIÓN DEL GENERAL FRANCO AL INICIAR EL MOVIMIENTO» (ABC Sevilla, 23 de julio de 1936)

[32] «NOTAS OFICIALES RADIADAS POR EL GOBIERNO ACERCA DEL MOVIMIENTO MILITAR» (ABC Madrid, 19 de julio)

[33] «UNA NOTA DEL GENERAL FRANCO» (ABC Sevilla, 22 de julio de 1936)

[34] Titular de ABC Sevilla, 28 de julio de 1936

[35] Titular de ABC Madrid, 28 de julio de 1936.

[36] Información y cita de Guillermo Cabanellas, La guerra de los mil días, ediciones Grijalbo, S.A.

[37] Información obtenida de Internet (http://usuarios.lycos.es/guerracivil/sanjurjo.htm)

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